La marea feminista vuelve a las calles
La primera asamblea de Ni una Menos para organizar el paro del 8M fue un mosaico de transversalidad.
El rechazo a las reformas previsional y laboral unificó el repudio de más de mil representantes de todo el país. El movimiento feminista se plantó como un actor político opositor. El miércoles convocaron a actividades en las calles preparatorias del paro internacional.
Una multitud de mujeres, lesbianas, travestis y trans desbordó la primera asamblea Ni Una Menos para organizar en Buenos Aires el segundo Paro Internacional de Mujeres que tendrá lugar el próximo 8 de marzo. Todas las fuerzas políticas, con excepción de las conservadoras, estuvieron representadas en el millar de personas que fueron llegando a partir de las 17.30 a la Mutual Sentimiento, en el barrio porteño de Chacarita. La amplia convocatoria superó las expectativas y fue necesario buscar un espacio al aire libre para poder debatir las acciones que se coordinarán con todas las provincias y además, con más de 50 países en el mundo.
La enorme diversidad de presencias dio cuenta de una marea feminista que se presenta como un actor político inesperado opositor a las reformas previsional y laboral y que al inicio de la asamblea se pronunció en contra de los despidos que no cesan en distintos espacios públicos y privados. El reclamo por la despenalización y legalización del aborto fue otro de los ejes centrales.
Las alcancías para los fondos de huelga del INTI, del Hospital Posadas y otros lugares de trabajo pasaban de mano en mano igual que circuló la palabra en un gran desafío político por la masividad. La asamblea también le expresó su apoyo a la joven Mariana Gómez, que estuvo entre las presentes, y acaba de ser procesada por la justicia luego de ser detenida en octubre por la Policía de la Ciudad tras besarse con su esposa, con la excusa de que estaba fumando cerca de la entrada del Subte.
“Luchar con la compañera le gusta a usted” y “abajo el patriarcado que va a caer” fueron los cantos que abrieron el debate que se extendió hasta las 21 horas. Esta asamblea fue una más de las que se vienen realizando en distintas ciudades del país y de América Latina. Las geografías cambian pero el entusiasmo por la lucha feminista se replica: las imágenes que capturan los debates pueden seguirse en redes sociales y auguran una medida de fuerza potente y movilizaciones multitudinarias para el 8M.
Con una marcada presencia de jóvenes pero sobre todo con un diálogo intergeneracional que combina experiencia y entusiasmo, se mezclaron organizaciones sindicales, fuerzas políticas, agrupaciones feministas y muchísimas pibas, y adolescentes también, que llegaron por primera vez a una actividad militante. “¿Será el efecto Rial?”, bromeó una veterana referente de luchas feministas, al ver la desbordante convocatoria. La emoción fue una corriente que unió a las asistentes dando cuenta de la transversalidad del movimiento feminista, de su organización y también de su espontaneidad.
Alrededor de ochenta participantes se anotaron para hablar. La voz de casi la mitad de ellas quedó pendiente para la próxima asamblea. Después de casi tres horas de intervenciones, se decidió dar un cierre -ya de noche y con poca luz– hasta el viernes que viene, en el mismo lugar. Lara Bertolini, del Bachillerato Popular Tras Mocha Celis, fue la primera en tomar la palabra y reivindicó las luchas de las “trans” y las “travas”. “Somos muy pocas las que estamos sobreviviendo”, advirtió, haciendo referencia a la vulnerabilidad de las vidas de ese colectivo, por las discriminaciones históricas que las atraviesan, y ante la ausencia de un Estado que las ampare.
El rechazo a la reforma laboral y previsional será, sin dudas, uno de los ejes de la convocatoria al 8M, donde también se reclamará contra las violencias femicidas y travesticidas, por falta de políticas públicas efectivas para enfrentarlas y prevenirlas, y contra las violencias represivas y económicas, que promueve el macrismo.
La secretaria de Género de la CTA de los Trabajadores, Estela Díaz, fue contundente al rescatar el rol de trabajadoras de todas las mujeres, más allá de si tienen un empleo formal, y enfatizó sobre las tareas de cuidado que mayoritariamente asumen en sus hogares, sin que ese sea un trabajo reconocido ni remunerado. “Todas somos trabajadoras”, señaló. Al mismo tiempo, habló contra la reforma laboral y el “saqueo a las jubiladas” y advirtió que “el 80 por ciento de las mujeres no nos vamos a poder jubilar”. También pidió la libertad de Milagro Sala. Tanto Díaz como la diputada por Unidad Ciudadana Vanesa Siley, miembro de la Corriente Federal de los Trabajadores y secretaria general del Sindicato de Trabajadores Judiciales, plantearon que van a proponer que los gremios ese día adhieran a la huelga. Siley reclamó también por más mujeres en las cúpulas sindicales.
Una integrante del gremio ferroviario destacó la lucha que están dando las mujeres contra los despidos de los gobiernos provinciales y además reclamó la implementación efectiva de la educación sexual integral en todas las aulas. Estuvo Catalina “Katy” Balaguer, una de las trabajadoras despedidas en junio en la planta de Pepsico en la localidad de Florida, donde el 70 por ciento del personal eras mujeres. También expresó su rechazo a las políticas de ajuste del Gobierno la dirigente docente y diputada del Partido Obrero Romina Del Plá.
Claudia Acuña –homónima de la periodista– habló en nombre de las personas conviviendo con VIH y denunció la falta de medicamentos para los tratamientos por supuestas “demoras” en las compras que debe realizar el Ministerio de Salud de la Nación. Sabrina Montenegro, de la Asamblea Lésbica Permanente, celebró que fue el movimiento de mujeres el que logró sacar a Eva Analía “Higui www.lanacion.com. ar/2032429-quien-es-higui-por-que-esta-presa-y-por-que-reclaman-su-libertad”. De Jesús, la mujer lesbiana que estuvo presa 9 meses por matar a un hombre al defenderse de un intento de violación. “Ahora pedimos que la absuelvan”, apuntó. Y recordó la situación de Norma y Cachita –del cual este diario dio cuenta–, la primera pareja de mujeres casada por orden judicial, antes de la Ley de Matrimonio Igualitario, que están al borde de quedar en la calle, luego de que el gobierno porteño les inició juicio y la Justicia ordenó el desalojo de la casa donde viven y armaron uno de los pocos centros culturales del barrio de Parque Chas.
Estuvieron referentes del “trabajo sexual” y también del “abolicionismo”, posiciones enfrentadas dentro del feminismo en torno a la prostitución. Una mujer de la Red de Víctimas de Violencia habló en nombre de las llamadas “madres protectoras”, aquellas que acompañan a sus hijos e hijas en denuncias de abuso sexual contra sus progenitores. “Queremos pedir que nos apoyen. Cuando denunciamos estamos solas, nos quitan las tenencias de nuestros hijos y los obligan a revincularse con sus abusadores”, denunció. Pili, de Madres Amazonas, quien fue detenida en la represión del 14 de diciembre en los alrededores del Congreso de la Nación donde se iba a votar la reforma laboral, contó sobre la situación de la población carcelaria femenina que descubrió al caer ella presa. “Están abandonadas por trans, por putas, por pobres, por villeras”, dijo. También se escuchó la voz de mujeres “negras” –así se reivindican– que denunciaron que la discriminación que viven se agravó en el último tiempo.
Desde Ni Una menos se propuso realizar el próximo miércoles, a un mes del 8M, una acción en las calles, en las esquinas, en los barrios, en los lugares de trabajo, camino al Paro Internacional de Mujeres, para seguir articulando la medida, que promete volver a ser histórica.