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El País del crecimiento invisible


En medio del descontento popular y el creciente Hit del Verano, dio su discurso de inicio de sesiones ordinarias del Congreso Nacional, el Presidente Mauricio Macri. Antes de introducirnos en los planteos del Presidente (usó treinta minutos por primera vez y leyendo de corrido), no debemos pasar algunos datos importantes que alarmaron el fin de año pasado y que hoy ponen a la Argentina en una crisis de difícil solución.

En primer lugar, un déficit fiscal primario 4.3 % del PBI, con un déficit por intereses de deuda externa 2.3 % del PBI. En la provincia de María Eugenia Vidal un déficit del 1 % del PBI y por último un déficit cuasi-fiscal por intereses de Lebacs del 1.7 % del PBI.

Con estos datos podemos afirmar que la Argentina tiene déficit consolidado de 9.30% del PBI, lo que representa 46.500 millones de dólares, además deberíamos agregar un quinto rojo con un 4% de déficit de cuenta corriente, según el Cronista Comercial.

Todo esto nos deja muy vulnerables como país a potenciales shocks económicos externos.

Analizando su discurso, sorprende la original definición de “crecimiento invisible” y el comienzo de las palabras del mandatario, quien agradeció al Pueblo argentino, y está claro que nos debe dar las gracias ya que el déficit mencionado lo pagamos nosotros. También, además de dar las gracias, asegura hablar con la verdad. Debemos preguntarnos ¿cuál es esa verdad? ¿Las de los paraísos fiscales que son pequeñeces según los diarios oficialistas y los medios hegemónicos? O quizás la verdad de Nicolás Caputo y Díaz Giligan que tienen causas similares por cuentas offshore en paraísos fiscales, o la del agente de inteligencia Arribas con una causa en Brasil por corrupción a quien se le acusa de recibir “sólo” 850 mil dólares, un chiquitaje, podríamos decir.

Continuando con el gracias, Macri plantea que estamos como estamos por el esfuerzo de todos y es allí donde las verdades terminan siendo relativas. Y metiéndonos en lo más jugoso del discurso, tal vez hizo un mal esfuerzo jugando al tenis con Pato Bullrich o quizás se refiere a otro país, Noruega tal vez, ya que nos plantea en pleno aumento de la desocupación, que lo peor ya pasó. Hoy, en Argentina, quienes aún conservan su empleo, poseen salarios retrasados respecto a la inflación, o sea, han perdido poder adquisitivo. Y si a esto le sumamos la caída de la industria, el cierre de las Pymes y el deficit comercial, entonces el panorama para los trabajadores es poco alentador. Sólo Mauricio Macri habla de crecimiento, el “crecimiento invisible”. Hay algo que no queda claro ¿en qué país vive el Presidente?

Luego, nos plantea que estamos en el camino del combate a la pobreza, lo cual nos permite entender por qué el Estado nacional compró 15 mil millones de balas de goma.

Tampoco vino a hacer lo que a él le convenga: por un momento pensé que se había condonado 70 mil millones de pesos del correo que le debe al Pueblo argentino.

Continuó diciendo que lo critican pero que si no hubiera cambiado estaríamos como otros países, al borde de la desintegración social; creo que el rumbo elegido y las decisiones tomadas nos llevan a dicha desintegración. Quizás me equivoque y sí seamos Noruega.

Según sus palabras o las del autor de su discurso, vamos a bajar la inflación y mejorar el déficit, sin aclarar que cuando dispararon el dólar, subieron las tarifas, bajaron salarios y generaron despidos, cambiaron la ecuación económica de un país con visiones productivistas que apostaba al mercado interno. Ellos se apoyaron en el endeudamiento externo y la consecuente timba financiera, abrieron importaciones y devaluaron el peso argentino, por lo tanto duplicaron la inflación, que sigue con valores mas altos que el 2015.

Sería acertado que nos expliquen o nos hagan visibles las mejoras porque la sensación es que vamos en en el Titanic y nos chocamos el iceberg.

Tenemos un presidente que se atreve a hablar de ética mientras los medios ocultan que este gobierno tiene la mayor cantidad de funcionarios denunciados por corrupción de los últimos tiempos.

Macri nos habla de un estado al servicio de la gente: he aquí una cuestión que tiene que ver con el hecho de que para él nosotros, los trabajadores, no calificamos como lo que él considera gente. Lo que queda claro es que hay empleos nuevos y otros que desaparecen, esto ya está fuera de toda posibilidad de análisis.

La alternativa que nos propone el estadista es el empleo turístico; ¡guarda que viene el G20 y tenemos la olimpiadas para la juventud, un groso comparable con Peron!

A todo esto le podemos agregar Campo de Mayo, lugar de torturas y desaparición de personas como Parque Nacional, vienen por un futuro sin memoria y sin historia.

Macri quiere una seguridad que cuide a los argentinos, pero recibió al efectivo de la fuerza Chocobar quien mató por la espalda a un ciudadano argentino. Las fuerzas de seguridad asesinaron por la espalda a otro ciudadano, Rafael Nahuel. Mauricio Macri preside un Estado responsable por la muerte de Santiago Maldonado, a quien la Justicia atribuyó su propia muerte, diciendo que se ahogó, pero nadie dice cómo ni por qué. Un gobierno que mantiene presos políticos como Milagro Sala, Zannini, Esteche, D`Elía, entre otros. Una lista que es cada vez más grande porque este gobierno encausa a luchadores populares a diario. Ha aumentado la muerte por gatillo fácil, entonces tenemos un gobierno que pasa a ser un poquito más que autoritario.

¿Qué podemos esperar de un presidente y un gobierno que a días de asumir eliminó retenciones a los terratenientes dueños de campos y pools de siembra y a las mineras? ¿Qué podemos esperar de un gobierno que le perdona las deudas a las empresas eléctricas y a sí mismo? Un gobierno que no para de aumentar las tarifas de luz, gas, agua, etc. Este es un gobierno de ricos que gobierna para ricos.

El escenario cambió en las puertas del Congreso Nacional cuando el Pueblo salió a la calle a exigir que con los más vulnerables, NO. Nos reprimieron y volvimos, desde ahí empezamos a entender nuestro deber.

¿Cuál es nuestro deber? Ante la mentira del gobierno y para frenar el saqueo a la Nación, debemos ser capaces de construir la unidad no solo en el discurso, sino en la calle. Claro está que la única manera de resolver este flagelo es construyendo poder popular. Porque merecemos tener 2019, por los que vendrán, por los que están, y por nosotros.

«Libertad política sin igualdad económica es una pretensión, un fraude, una mentira; y los trabajadores no quieren mentiras» Mijail Bakunin

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