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En qué salsa querés que te cocinen


Imaginemos que un gobierno elimina palabras del diccionario para controlarnos; así, sin más, las tacha, ya no están más donde las buscabas regularmente. Por lo tanto, guerra, violencia, conflicto, para poner unos pocos ejemplos, no forman ya parte del vocabulario, pero los ‘editores’ dejan intencionalmente la palabra, paz. Por lo tanto, cuando en un país no hay paz, no puedes decir que hay guerra, porque la palabra no existe. Tendríamos que decir que hay, no sé, escasez de paz, falta de paz, es decir, se llamaría al problema con el nombre de la solución. Una verdadera locura, al estilo de 1984 de George Orwell, pero real.

Eduardo Galeano, el gran escritor uruguayo, comentaba en un vídeo que vio a un cocinero dirigirse al corral, juntar a todas las aves que tenía, y pedirles que decidieran ellas, en que salsa querían ser servidas en el restaurante. La gallina manifestó su disconformidad, ¡con ninguna!, yo no quiero que me maten. La respuesta del cocinero fue: ¡eso no se encuentra en el menú! Esta es una perfecta metáfora del mundo en que vivimos, poder decidir en que salsa nos van a comer, o peor aún, creer que decidimos.

El FMI, por ejemplo, que dicta las políticas económicas de Argentina, no fue votado por nadie, y nadie se asombra. Cuando los países se salen de los básicos lineamientos del manual de ortodoxia económica y solicitan prestamos al FMI, el organismo y sus, digamos, cinco mayores miembros (aunque sólo decide el Tesoro norteamericano) definen qué política de austeridad deberá seguir cualquiera de los 184 países restantes, nunca alguno de estos cinco.

Los lineamientos básicos de una sana economía, según el organismo, serian: una deuda aceptable, superávit/déficit comercial accesible y, por supuesto, superávit fiscal. Estados Unidos marcha a la cabeza en la mayor deuda mundial, el mayor déficit comercial y el más pavoroso déficit fiscal y nunca nadie escuchó al organismo sugerirle algunas políticas de recorte para sanear su economía, tampoco a Francia o a Gran Bretaña, que están en el concierto de los decisores.

Un caso más peligroso y más aterrador, por cierto, son las Naciones Unidas. Con 193 países miembros, todos muy democráticos y participativos en la Asamblea General, se desdibujan en la toma de decisiones, que solo es patrimonio de cinco miembros permanentes de Consejo de Seguridad, algo así como 2.6% de los miembros. Al quinteto ideal (EE.UU., Gran Bretaña, Francia, Rusia y China) los une la extraña coincidencia de ser los primeros cinco mayores vendedores de armas del mundo, según el Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI). O sea, quienes disponen sobre la paz mundial venden el 73% de las armas para la guerra.

Los griegos, que votaron a un partido progresista para salir de la crisis, para no pagar los costos de un ajuste interminable, no fueron respetados por sus representantes. Después de diez años de penurias, algunos medios simulan que la crisis griega terminó. Otro intento por convencernos en qué salsa queremos ser servidos, o que los representantes que votaron los griegos, una década después, presentan los frutos de las penurias populares. No es una cuestión de números; si así fuera, estas líneas, y las posteriores sobre el muro mexicano se terminarían en dos párrafos.

Grecia inició en 2009 su periplo con una deuda € 264 MM, el 126% de su PBI en ese momento, y hacia finales de marzo del 2010 se comienza a preparar un préstamo del Eurogrupo por € 30.000 millones por problemas de solvencia. Diez años de privaciones más tarde, recibió ayuda por € 360.000 M, hoy debe € 317.414 M, el 176% del PBI. Su producto cayó un 30%, el desempleo se triplicó, hasta alcanzar el 21%, el más alto de Europa, y el de menores de 25 años sobrepasa el 40%, desarmó el país, entregó todos los activos que generarían ganancias futuras y un trabajador gana hoy el 50% de lo que recibía antes de crisis.

Para ilustrar mejor solo tomamos dos indicadores al azar; lo profundo de la marca de la austeridad europea no está en los números. ¿Grecia está mejor? ¿Para quiénes fueron los sacrificios? ¿Para quiénes se frustró el futuro griego? Las generaciones actuales vieron cómo se desbastaba su presente y se hipotecaba su futuro. Para Anna, entrevistada por el NYT, las penurias tienen una larga duración y marcan la línea interminable de angustia(https://goo.gl/tm9cUH).

Su marido, chofer de micro, comenzó a tener problemas para solventar el hogar mientras trabaja debido a los rebajas salariales, a las que le siguieron una jubilación sin satisfacción después de una vida de trabajo. Una vez retirado comenzaron los recortes en las jubilaciones, uno tras otro fueron minando sus condiciones de vida. Se suicidó hace dos año en un parque. ¡He trabajado muchos años! ¿Qué más tendré que demostrar? El problema de Grecia ya no es FMI o la Troika, sino sus consecuencias.

La depresión y las tasas de suicidio aumentaron de manera tan alarmante durante la crisis de la deuda que, según expertos y estudios de salud, mientras los acreedores del país imponían estrictas medidas de austeridad que reducían los salarios, aumentaban los impuestos y socavaban la capacidad de los servicios de salud para responder a una crisis, se fabricaba otra nueva crisis.

Cualquier sociedad que ha perdido un tercio de su economía tendrá graves problemas sociales. En Grecia, los suicidios han aumentado un 40% desde el 2010, según el informe del Comisionado de los Derechos Humanos Europeos presentado en noviembre de 2018 (https://goo.gl/h9ycFA). Ante este incremento desmedido, se generan alarmas al haberse duplicado el suicidio entre jóvenes menores de 22 años (el futuro sin futuro).

Quienes ingresan a las unidades de psiquiatría colapsadas por la falta de fondos son, en su mayoría, personas de 40 años o más sin signos previos de enfermedades mentales. Gran parte de la carga recae en los tres hospitales psiquiátricos principales de Grecia, Dafni, Dromokaiteio y el Hospital Psiquiátrico de Tesalónica, que además de brindar atención médica llenan el vacío dejado por los recortes en los servicios sociales.

¿La crisis se terminó realmente o comienza otro aspecto de la misma que nadie sabe dónde acaba y cuáles serán sus consecuencias? Las decisiones del gobierno de Syriza no parecen haber respetado los mínimos acuerdos del Contrato Social de Rousseau, si en las leyes no participan todos, no sirven, y los representantes populares parecen haber dejado de lado el mandato del pueblo.

Los engaños están a la orden del día, y los medios se encargan en esta comedia de repartir papeles protagónicos con diferentes roles. Algunos países son demoníacos, otros, nadie sabe porqué, democráticos, otros dictatoriales. Por ejemplo, durante la campaña para las elecciones de medio término en los EE.UU., los migrantes centroamericanos aparecen en todos los portales de noticias, tapas de medios, informes especiales. Pobres migrantes, las elecciones terminaron, ellos colaboraron en lo que pudieron para la propaganda de Donald Trump, aunque perdiera. Ellos desaparecieron de los medios, pero siguen en la frontera mexicana esperando que alguien se digne a darle entrada.

¿Quién les daría entrada? ¿Trump, el peor de los presidentes americanos contra los inmigrantes? Quizás los demócratas ayuden, ellos siempre tan solidarios con las minorías. Pero los números no dan esa idea. El presidente que más inmigrantes deportó, al menos desde 1986, cuando estaba R. Reagan en la presidencia, fue Barack Obama, con 2 768 357, según el Centro de investigaciones Pew (https://goo.gl/i2446M). De hecho, en su primer año, Donald Trump deportó 177 000 inmigrantes menos que el primer año de Obama, pero no se lo digan a sus votantes.

El muro y su financiamiento, comenzado en California por los demócratas bajo la presidencia de Bill Clinton. En la actualidad ya fue motivo del inaudito cierre de la administración americana, un verdadero papelón, digno de la ortodoxia del norte, que no ha movido a risa a ningún gobierno latino. Imaginen a Maduro cerrando por falta de fondos el gobierno venezolano.

Lo cierto es que este muro maldito, al cual supuestamente los demócratas se oponían y construían a la vez, ahora está en el centro de la pelea, por lo cual los demócratas lo rechazaron nuevamente, por aislar, cercar, alambrar a Estados Unidos del mundo.


El nuevo acuerdo les da U$S 1.375 millones para el muro, eso sí, es una cuarta parte de lo que Trump solicitaba, y deberá ser de un material sustentable y ecológico. Ahí están las fotos para que seleccione el modelo de su agrado. Porque, una cosa es un muro, espantoso y horrible que separe al norte de los ladrones, narcos y asesinos del sur, y otra diferente, un muro ecológico. Las opciones son diametralmente opuestas. Ahí tienen, elija ¿o encima necesita alguna opción más? Es libre de seleccionar la que más le guste.

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