Consumir, desechar y precarizar el empleo urbano
Me miré al espejo y comparé mi mirada con la de un chico de mi misma edad que ayer me pidió disculpas cuando chocó mi carro; nos vi iguales, vi nuestros ojos como grises o apagados, vi el cansancio y las lágrimas que no salen porque saben que eso no sirve de nada.
Sus manos estaban rojas de apretar el manubrio para llegar a tiempo y las mías de tirar de algo tan pesado. Las cosas de ambos se desparramaron por todos lados, lo mío se podía recuperar, lo de él no y era un pedido que iba a perder, capaz mas tiempo que iba a tener que andar con este frío.
Algo adentro mío sintió piedad por él, porque se notaba que era un chico amable e instruído, estoy re seguro de que estudia y eso me dió mas bronca porque no es justo que ande con este frío de repartidor y ganando casi igual que yo, que no estudié y de burro dejé la escuela.
Mi mamá siempre me dice que junto cartón por gil, por no escucharla, que tengo que cagarme de frío por no haber estudiado.
Lo ayudé a juntar sus cosas y lo acompañé a la vereda, le dije que se haga ver la frente porque tenía un corte, me dijo que no tenía tiempo para eso y que no me preocupara, también me agradeció temblando.
Él si lloró un poco, el celular hecho mierda no prendía y no tenía plata para comprar otro, le dije que se quede tranquilo, que mi vieja siempre dice que lo único que no tiene solución es la muerte.
Basura, cartón y trabajo precarizado
Los patrones de consumo de bienes y servicios cambiaron de una forma considerable en los últimos veinte años. Las tecnologías móviles abrieron el juego a la prestación de servicios mas variados y personalizados.
Las llamativas aplicaciones nos ofrecen productos y servicios producidos con una mayor inversión en el diseño del packaging y en las estrategias de marketing, lo cual muchas veces nos da falsos indicios de estar comprando o contratando algo de calidad.
En Argentina se producen 2 toneladas de basura por segundo. De esta basura el 40% es reciclable y de esta cifra un 17% es cartón y papel, para los cuales se utilizan 10 árboles por cada tonelada que se produzca.
Solo en la Ciudad de Buenos Aires los recicladores urbanos rondan los 5300 trabajadores y desarrollan su actividad con un monotributo que costean con sus propios ingresos. En el Conurbano la actividad no tiene ni siquiera esto: trabajan en negro y no hay circuitos de reciclaje establecidos, a pesar de que algunas organizaciones quieren organizar este sector.
Un cartonero que desarrolla su labor a diario en las localidades del conurbano gana cerca de 500 pesos con una carga horaria de alrededor de 6 horas y en la mayoría de los casos no tienen gastos de traslado hacia su lugar de trabajo.
Trabajo Basura: la uberización y la precarización laboral
El pasado 29 de mayo un usuario de twitter (@nordicwarriorsf ) y trabajador de la plataforma virtual de delivery Glovo hizo un descargo en su cuenta, en alusión al paro que se llevó a cabo ese día: ”Al país se lo saca adelante trabajando #YoNoParo” expresó junto con una foto suya que lo muestra sonriendo mientras sostiene la caja donde lleva los pedidos.
La economía colaborativa o de plataforma plantea un esquema laboral donde el empleador es una imagen difusa o casi inexistente y en donde los nuevos trabajadores emprenden un nuevo desafío que les propone el sistema neoliberal en la era tecnológica: Vos sos tu propio jefe.
De esta forma empresas como Uber, Rappi y Glovo, entre otras, disuelven la existencia de las relaciones laborales y se despegan del papel de empleadores. Los trabajadores de estas plataformas no cuentan con ninguna cobertura de salud, seguro o aportes jubilatorios.
El Neoliberalismo como sistema regulador de nuestra vida cotidiana destruye la idea de organización política y de sindicalización, la economía de plataforma se presenta como una herramienta totalizadora con la capacidad de cubrir todas las necesidades de sus trabajadores, bajo una falsa promesa de estabilidad laboral y económica.
Esa regulación de nuestra rutina no solo afecta nuestra capacidad de organización, también segmenta la sociedad acorde a la posibilidad que cada uno tenga de producción o compra de bienes y servicios. Al mismo tiempo, el sistema neoliberal, derriba las construcciones comunitarias y refuerza el individualismo, es decir, construye sentido a partir de la mercantilización de cada uno de nosotros y de nuestras relaciones sociales.
Las grandes empresas que se esconden detrás de las plataformas digitales ofrecen diferentes servicios pero solo se presentan como aplicaciones de comunicación entre un proovedor y un cliente. Esta lógica es engañosa y esconde la explotación laboral de miles de hombres y mujeres y al mismo tiempo utiliza la tecnología como herramienta para la generación de una red de empleo precarizado.
Los cadetes de empresas como Rappi o Glovo, entre otras, son en su mayoría jóvenes de entre 20 y 30 años y son subcontratados con un salario que está ajustado a la cantidad de pedidos que puedan hacer por hora.
En su mayoría los repartidores usan una bicicleta para trasladarse por la ciudad. Por este motivo la cantidad de pedidos que puedan hacer en una hora está sujeta a la distancia que tengan que recorrer, al estado físico de cada cadete y también al estado en el que se encuentre el vehículo.
Por reparto, cada trabajador independiente, gana entre 40 y 60 pesos y en promedio hace dos repartos por hora; en seis horas de trabajo pueden hacer entre 500 y 600 pesos, una cifra similar a la de un reciclador urbano.
El panóptico en las aplicaciones: te vigilo, te sigo y te castigo
Con la ola tecnológica se renovaron ciertos dispositivos de vigilancia y los modelos de trabajo dentro de las aplicaciones como Rappi, Glovo y Uber no quedaron excentos. Un empleado de estas plataformas debe tener encendido el gps de su teléfono móvil a modo de rastreo para que tanto la empresa como el cliente, puedan tener en tiempo real la ubicación y el manejo de los tiempos de entrega del servicio.
En el caso de los recuperadores urbanos de ciudades como Buenos Aires, deberán lidiar (en el caso de que el gobierno de la ciudad lo ponga en marcha) con un sistema para la sistematización de la recolección de desechos reciclables.
Este sistema prevee la monitorización de la recolección y fija puntos geográficos que limitan el trabajo en ciertos barrios de la ciudad, en el caso de no cumplirse con estos recorridos el gobierno estudia la implementación de multas a los trabajadores.
En las nuevas sociedades de control Foucaultianas ya no es protagonista la disciplina, sino que los mecanismos de control se esconden en entramados mas ingeniosos y sutiles, la tecnología encarna una nueva forma de percibir el mundo y pone un manto que encubre las nuevas formas de explotación laboral, donde el Estado como regulador de la actividad laboral, actúa en muchos casos con complicidad, a veces de una manera muy lenta y en otras es ineficiente.