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Conmemoraron a María Celeste "Azulita" Marina





La bolivarense María Celeste Marina, desaparecida en Enero de 1978, hoy cumpliría sus 69 años de edad. Nacida un 18 de Octubre de 1952 en Bolívar, se radicadó en la ciudad de la Plata para comenzar una carrera universitaria.


En Enero de 1978, ya radicada en Capital Federal, fue secuentrada por un grupo de tareas y trasladada junto a otros detenidos a un centro de detención clandestina, para ya no saber nada más de ella.


El pasado domingo por tarde, en la rambla de la Av. General Paz al 300 frente a la casa donde vivía, amigos y allegados realizaron un acto en su memoria, dónde plantaron un árbol y emitieron algunas palabras.


Entre los oradores estuvo José María"Mono"Alabart, quien leyó un poema llamado " Y la muerte no tendrá poder" de Dylan Thomas, también hicieron lo suyo Claudio Alesandrelli y Miguel Gargiulo. Para cerrar se leyó un texto enviado por Sebastián Marina de las Madres de Plaza de Mayo.





LA MUERTE NO TENDRÁ PODER (DYLAN THOMAS)


Y la muerte no tendrá poder.

Los hombres muertos y desnudos serán uno

con el hombre en el viento y la luna del oeste;

cuando sus huesos queden limpios y limpios

desaparezcan,

relumbrarán con estrellas en el codo y en los pies;

aunque se vuelvan locos serán cuerdos

aunque se hundan en el mar resurgirán una vez más

aunque se pierdan los amantes el amor perdurará.

Y la muerte no tendrá poder.


Y la muerte no tendrá poder.

Aunque rueden perdidos por los siglos

bajo las envolturas del mar, no morirán en vano:

retorcidos en el potro de tormento donde saltan los

tendones,

amarrados a la rueda del dolor no se romperán.

La fe en sus manos podrá quebrarse en dos

y tal vez como unicornio los atraviese el mal

pero igual que los troncos astillados, no se partirán.

Y la muerte no tendrá poder.


Y la muerte no tendrá poder.

Tal vez no lloren nunca en sus oídos las gaviotas

ni rompan en la costa las olas turbulentas,

quizá donde se abrió una flor jamás otra flor

levante la cabeza bajo el toque de la lluvia;

pero aún locos y muertos como clavos

seguirán martillando a través de las margaritas.

Florecerán en el sol hasta que el sol se funda.

Y la muerte no tendrá poder.


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