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La reconversión del Instituto Patria

  • bardellatadeo13
  • 30 may 2021
  • 4 Min. de lectura

El Instituto Patria se consolidó como el recinto partidario de formación política más activo del país. De sus comisiones surgieron proyectos que agitan la interna del Gobierno, como la reforma del Ministerio Público Fiscal, la cuestión tarifas y la renegociación de la deuda con el FMI. Ahora se apresta a renovar por primera vez su comisión directiva.


Había pasado menos de una semana de la asunción de Alberto Fernández cuando Cristina Kirchner convocó a Oscar Parrilli, presidente del Instituto Patria, al despacho que ella todavía tiene en el primer piso de la sede de la fundación, centro de su poder durante los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri. La flamante vicepresidenta había dado unos días antes, en un acto en Avellaneda, una pista del papel que tenía en mente para su colaborador más cercano y para el instituto, después del regreso del peronismo al poder. “Fue y sigue siendo un lugar de pensamiento y de discusión”, había dicho en público, con Parrilli aplaudiendo en primera fila. La instrucción en privado fue más directa: “No se desmovilicen”.


Transcurrido un año y medio del gobierno de Alberto Fernández y con Cristina ya instalada en el Senado, el Patria dejó de ser la base de operaciones del kirchnerismo y cerró sus puertas por la pandemia. La vicepresidenta no visita su oficina del palacete de Rodríguez Peña y Bartolomé Mitre desde el verano de 2020, cuando, en un movimiento calculado, eligió ese lugar para firmar el acta con la que asumió su interinato en el Poder Ejecutivo, ante la primera gira internacional de Alberto Fernández. Pero Parrilli y el resto de la mesa chica del instituto, una vieja guardia que mutó en ala dura, se las arreglaron para cumplir la orden que les dio Cristina.


En simultáneo, el instituto se consolidó como el establecimiento partidario de formación política más activo de la Argentina, con 3.340 diplomados en 2020 y 10.471 desde su fundación, en 2016. En los últimos meses, completó la apertura de sucursales locales, “casas patria”, en ocho provincias, siete de ellas encabezadas por mujeres; forjó una alianza de cooperación con el Instituto Lula, de Brasil, del que Cristina tomó la idea en 2015; se apresta a renovar por primera vez su comisión directiva, con ascensos y destierros incluidos; tiene funcionarios de sus filas en trece ministerios y organismos descentralizados del Estado nacional, y cuenta con 346 socios permanentes -que pagan entre $850 y $3.000 por mes- y 1.500 adherentes cuya identidad logró mantener en secreto en una disputa iniciada por la Inspección General de Justicia (IGJ), durante el gobierno de Macri (que debe resolver la Corte Suprema). Conserva además la actividad vía Zoom de una parte de sus 28 comisiones de trabajo.


El Patria transita una nueva reconversión política. Concebido como una fortaleza para combatir el desmembramiento político y resistir las ofensivas judiciales durante el gobierno de Cambiemos, transformado después en epicentro de la reunificación por capítulos del peronismo, hoy opera como usina de propuestas y planteos subterráneos que alimentan las principales pulseadas dentro del oficialismo.

Ausente en la mesa chica del Frente de Todos, el Patria tiene dos directivos ministros: Jorge Ferraresi (Desarrollo Territorial y Hábitat), vicepresidente y una suerte de “embajador político” del instituto, y Tristán Bauer (Cultura), vocal y figura de peso en el día a día del Patria. Los referentes de las comisiones de trabajo pueblan las segundas y terceras líneas de ministerios y organismos importantes: María Laura Garrigós, referente de la comisión de Administración de Justicia, es la interventora del Servicio Penitenciario Federal; Santiago Fraschina, de la comisión de Economía, es secretario general de la Anses; Ofelia “Pipa” Cédola, amiga y compañera de militancia de Cristina y referente de la comisión de Trabajo, preside la Fundación YPF, la exministra de Seguridad Cecilia Rodríguez, titular de la comisión de seguridad del Patria, encabeza el gabinete de asesores de la ministra Sabina Frederic. La lista se engorda con embajadores como María Fernanda Silva (Vaticano), Eduardo Zuain (Rusia) y Ariel Basteiro (Bolivia), entre otros.


La agenda actual de la discordia incluye la disputa por el tenor de la negociación con el FMI, encabezada también por Parrilli, presidente de la Comisión de Justicia del Senado; la propuesta para avanzar con una reforma integral del sistema de salud, elaborada por Daniel Gollán, ministro de Salud bonaerense y referente de la comisión de Salud del Patria, y la puja por la posición argentina frente al gobierno de Nicolás Maduro, en Venezuela, en la que intervino el embajador ante la OEA, Carlos Raimundi, profesor en seminarios de política exterior del instituto.


Las obligaciones de la gestión y la virtualidad disminuyeron el caudal trabajo de las comisiones, reconocen en el Patria. Antes de la pandemia, la preocupación era evitar la infiltración de espías, por lo que se dispuso que solo se puede participar con invitación de un integrante de la comisión. En cambio, las restricciones de la cuarentena favorecieron el desarrollo de los seminarios. “Como ahora todos los talleres de formación son virtuales tuvimos un boom de participantes del interior y de otros países”, cuenta la diputada nacional Claudia Bernazza, coordinadora de los seminarios, referente de la comisión de Estado y Administración Pública del instituto y pieza clave en el funcionamiento del Patria.


Según los cálculos de Bernazza, la mitad de los asistentes a los cursos son militantes de organizaciones kirchneristas y la otra, simpatizantes sueltos que buscan herramientas para desarrollar la “micromilitancia” en reuniones familiares, entre amigos o con compañeros de trabajo. Al finalizar los seminarios, todos se llevan un diploma, que muchos suelen encuadrar, con la firma de la presidenta honoraria del Patria, Cristina Kirchner. En 2020 el curso con más inscriptos fue por lejos “Peronismo y Feminismo en tiempos de emergencia”, con casi 1100 participantes.


En 2021, el seminario que figura primero en la oferta académica aborda otro tema urticante dentro del Gobierno: el combate de la inflación. Incluye una “conferencia especial” del ministro de la Producción bonaerense, Augusto Costa, un nombre que circuló como eventual reemplazante de Guzmán, en la crisis por las tarifas. El taller se titula como su último libro: Todo precio es político.


El instituto patria se sigue constituyendo como un espacio simbólico de lucha a partir de una re organización. También continua siendo un escenario de acción social y política, donde los pensamientos, el debate y el trabajo, siguen siendo los pilares de la entidad.




(Fuente : Eldiarioar)







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