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Ley Belén y Ley Olimpia, dos proyectos que buscan erradicar la violencia de género digital



La última semana se presentaron en Diputados dos proyectos fundamentales para avanzar contra la violencia de género: la Ley Belén y la Ley Olimpia.


Ambos proyectos nacieron de la lucha de mujeres que sufrieron la violación a su intimidad y que no lograron obtener justicia dado que se trata de una acción no tipificada como delito. Su redacción nace también de la dolorosa experiencia y de una lucha persistente para que internet se convierta finalmente en un espacio seguro para las mujeres.


La ley Belén propone que la difusión no consentida de imágenes y videos se tipifique como delito con multas e inclusión prisión. Su nombre está inspirado en la historia de Belén San Román una joven que fue inducida al suicidio luego de la difusión no consentida de material íntimo.


Por su parte, la ley Olimpia busca que se incluya a la violencia digital en la ley 26485 de protección integral a las mujeres, para prevenir, sancionar y erradicar la violencia. El nombre de la ley también lleva el nombre de una víctima: Olimpia Coral Melo. La joven sufrió una situación de vulneración de material íntimo y fue la impulsora de esta ley que hoy está vigente en México.



“Queremos vivir libremente y poder disfrutar de nuestra sexualidad, nada más ni nada menos”, expresó la diputada del Frente de Todos, Mónica Macha, durante la presentación de los proyectos ante diputados. Si bien ambos fueron presentados el 3 de junio (en coincidencia con el aniversario de Ni Una Menos), el acto formal se realizó recién el 11 de julio ante la presencia de activistas, el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad de la Nación.


“Sin lugar a dudas la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento es una particular violencia por motivos de género que tiene efectos devastadores”, expresó la ministra Gómez Alcorta. “Las personas que buscan humillarte de esta forma lo que quieren es que te aísles, que te abandones, que no tengas vida y lo consiguen”, señaló la activista Eliana Sotelo.


Veinticinco proyectos después


En los últimos tiempos, se llegaron a presentar 25 proyectos de ley, algunos para castigar la difusión no consentida del material íntimo y otros para modificar la ley 26485. Algunos obtuvieron la media sanción, pero no llegaron a aprobarse. Por eso, esta presentación que tiene característica colectiva y además cuenta con el apoyo de la diputada Mónica Macha y el ministerio de las Mujeres cobra una fundamental importancia.


“Esperamos que se debata y se aprobado pronto”, dice a Tiempo Argentino la abogada Florencia Zerda, integrante de la organización Género y TIC y especialista en el tema de violencia digital. Esta organización junto a las activistas de la Ley Olimpia fue quienes redactaron los proyectos de ley.


“En 2020 se aprobó un proyecto que inspiró un poco el proyecto que ahora presentamos, la letra es bastante parecida. Esa aprobación que incluso tuvo dictamen se cayó y hubo que empezar todo de nuevo”, cuenta Zerda.




La resistencia legislativa


Resulta llamativa la falta de interés del sector político en un tema que en los últimos tiempos tiene una importancia fundamental, para la abogada Zerda, uno de los motivos tiene que ver con la invisibilización del tema.


“Se considera que no es tan importante y no se tiene en cuenta las consecuencias que tiene sobre la vida de las mujeres, se espera que alguien muera para recién tomar conciencia. Esto es lo que ha pasado en muchos países. Muchos países han sacado legislación sobre este tema cuando varias pibas se suicidaron. Si no, no pasaba nada”, afirma.


“En los últimos tiempos hay cada vez más estudios que demuestran la fuerza que tiene la violencia digital, que es igual o más gravosa que la que se produce en los ámbitos analógicos. Pero también hay una resistencia cultural de muchas personas que creen que no pasa nada si se consumen los cuerpos de las mujeres desnudos, si se intercambian en grupos y se suben fotos. Entonces se repite, ‘¿para qué te filmaste?’, ‘No podés salir a hacer una caza de brujas’, ‘no vas a meter en la cárcel a todo el mundo por enviar un video’… Todas estas cosas calan bastante hondo también en los legisladores, que son los que tienen que sancionar la norma. El machismo, que en todos los ámbitos de la sociedad también está en legisladores. Así que yo creo que, a la hora de votar, terminan considerando todo esto: que no es tan importante, que no es tan grave y que además no tienen ganas de renunciar a un poco sus privilegios patriarcales”.


Recordar y reivindicar a Belén


“Tomé la decisión de honrar la memoria de mi hija”, dijo con voz entrecortada Marcelo San Román en el Congreso. Es el papá de Belén, una joven de 25 años que se suicidó en 2020 cuando su expareja Tomás Villarruel difundió imágenes de contenido sexual que había filmado durante una videollamado sin que Belén lo supiera. Ese video comenzó a replicarse en todo Bragado y Belén, desesperada se suicidó. Tenía dos hijos pequeños y toda una carrera por delante.


“Es muy movilizante para mí saber que va a salir una ley con el nombre de mi hija”, dice a Tiempo, Marcelo San Román. “Es gratificante que se haga ley, falta un montón de pasos a seguir, pero es importante para otras chicas que sufren y para que haya justicia para ella”.


En Bragado, se juntan firmas para que la causa de Belén se reabra. “Me llaman a veces algunos amigos para avisarme que firmaron. Lo que yo les digo es que cuando les llegue fotos y videos de estas características no las reenvíen, que queden en el teléfono. No puede ser que las mujeres sufran esta violencia, no puede ser que no se respete su intimidad”, dice.


La causa de Belén hoy está cerrada nuevamente, a pesar de los pedidos insistentes de la familia y la cantidad de pruebas que demuestran que se la filmó sin su consentimiento y que luego la extorsionaron.


Valeria Alcaín comenzó a trabajar en la causa Belén e inmediatamente tomó contacto con el grupo de la Ley Olimpia. En abril de 2021, el fiscal a cargo de la causa había decidido desestimar la investigación y archivar el caso. “Me presento haciendo toda una fundamentación sobre estos delitos que, si bien no están tipificados en nuestro país, hay que analizarlo a la luz de las convenciones internacionales. Y hablo en esta presentación de la difusión de material íntimo, de la obtención de ese material íntimo sin consentimiento, y de una cierta instigación al suicidio femicida”.


A partir de esa presentación con perspectiva de género que Alcaín realizó ante la fiscalía, el fiscal reabrió la investigación. El expediente tiene hoy cuatro cuerpos y hace por lo menos un año que desde la querella se acumulan medidas probatorias que muestran otro tipo de delito. “Como en nuestro país, justamente estos delitos de los cuales habla la Ley Belén no están tipificados, lo que tuvimos que probar son las extorsiones, las amenazas, la violación a su intimidad y demás”, cuenta.


“Belén, a lo largo de su tragedia y antes de tomar esta determinación pasó por muchos estadíos en donde la viralización de ese contenido le provocó problemas en su trabajo (ella era policía), provocó problemas con sus hijos porque el papá de su hija más grande le peleaba la tenencia. Entonces, a partir de esa viralización y de esa difusión no consentida de material íntimo, Belén empezó a transitar todo un proceso que la llevó a tomar la determinación de suicidarse. Me parecía que no es algo que pueda quedar impune, caratularse como suicidio y archivarse. Sino que ameritaba, por las obligaciones internacionales asumidas por el Estado argentino una investigación teniendo en cuenta la violencia de género como contexto fundamental.


La importancia de esta ley


Ese fue el punto de contacto más fuerte con las mujeres que venían trabajando por la ley Olimpia. “Yo entendía esto que le pasó a Belén configuraba también una violación a su intimidad y una difusión de material íntimo sin consentimiento. Y ahí empezamos a trabajar en conjunto, militando para armar estos proyectos de ley”.


“Para nosotros esto tiene una importancia desde la práctica. Entendemos la falta que hace el proyecto. Porque si esta ley hubiera estado aprobada la casa de Belén hubiera ido sobre ruedas”, dice Valería.


“Lo que pasó Belén es una clara manifestación de violencia de género en su modalidad digital. Fue claramente la difusión no consentida de material íntimo y también la obtención no consentida. No es que Belén se grabó con consentimiento, sino que esta persona la grabó sin que ella supiera y posteriormente la extorsionaba con ese material”, expresó la abogada.


“La justicia no es permeable, sobre todo la justicia penal, no, la justicia penal. Uno lo vive como mujer, es imposible no ponerse en el ‘lugar de’. Creo que todas somos un poco Belén, somos un poco Olimpia. Todas nos ponemos en el lugar de. Indudablemente podríamos ser nosotras las que estamos en ese lugar. Entonces, desde ahí también es que una hace justicia de una forma diferente. Porque nos sentimos identificadas, no podemos ser objetivas porque estamos vulnerables. Manifestamos la necesidad del cambio cultural. No puede ir alejado de un cambio cultural, tiene que ir de la mano. Es el replantearnos qué material difundimos, sobre todo los hombres. Qué material consumimos, qué material difundimos, qué material reenviamos”.


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